El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores atribuyó hoy a la injerencia
en procesos políticos la decisión de poner cese a las actividades de la
Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en territorio de Rusia.
El trabajo de la USAID
en Rusia “no siempre se correspondía con el objetivo proclamado de la
asistencia al desarrollo de la cooperación humanitaria”, señaló el
portavoz de la cancillería rusa, Alexandr Lukashévich, en un comentario
publicado este lunes en la web de Exteriores.
El diplomático mencionó en particular los “intentos de influir a
través del reparto de becas en las instituciones de la sociedad civil y
en los procesos políticos, incluidas las elecciones de distinto nivel”.
En la actualidad, Rusia es un donante al desarrollo, por lo que
renuncia a la recepción de ayuda por parte de organismos
internacionales. Además, la sociedad civil rusa ya es lo suficientemente
madura como para prescindir de “tutores externos”, según él.
Al mismo tiempo, Lukashévich declaró que Moscú
está dispuesto a colaborar con la USAID en terceros países, siempre y
cuanto se acaten estrictamente “los principios de igualdad, respeto a
los intereses recíprocos y la no injerencia en los asuntos internos”.
La portavoz del Departamento de Estado
de Estados Unidos, Victoria Nuland, señaló la víspera que su país se
siente “muy orgulloso de lo que la USAID ha logrado en Rusia en las
últimas dos décadas” y seguirá “comprometido con el apoyo a la
democracia, los derechos humanos y el fomento de una sociedad civil más
vigorosa en Rusia”.
La USAID cesará sus operaciones en Rusia a partir del próximo 1 de
octubre pero su retirada no significa que el “reinicio” de relaciones
entre Washington y Moscú haya tocado fondo, según Nuland.
“Continuamos el diálogo sobre cuestiones de política global y
regional (…) El reinicio no solo nos permitió colaborar en asignaturas
en que mantenemos posturas idénticas sino también manifestar
sinceramente nuestra preocupación cuando no estamos de acuerdo”, dijo.
Establecida en 1961 y presente en más de 100 países, la USAID gastó
en Rusia unos 2.700 millones de dólares en las últimas dos décadas. Un
tercio de esta suma, según el Departamento de Estado de Estados Unidos,
se invirtió en el desarrollo de la democracia pero también se llevaron a
cabo programas conjuntos contra la tuberculosis y el sida, la ayuda a
huérfanos y minusválidos, la lucha contra el tráfico de personas e
iniciativas de protección medioambiental.
Mientras, los defensores de derechos humanos en Rusia se sienten preocupados por la retirada de la USAID.
“Es una señal muy negativa”, afirmó Lilia Shibánova, líder de la ONG
Golos que colaboraba con la agencia estadounidense desde 2002. La USAID,
según ella, “ha hecho muchísimo para apoyar la defensa de los derechos
humanos y el periodismo libre en Rusia”. También señaló que Golos se
dedicaba al monitoreo electoral principalmente gracias a los fondos de
la USAID.
El líder del Movimiento Pro Derechos Humanos, Lev Ponomariov, teme
que todas las fundaciones extranjeras acaben “expulsadas” de Rusia. “Los
defensores de derechos humanos no podrán entonces desempeñar su labor
para miles de ciudadanos cuyos derechos son vulnerados”, advirtió.
La presidente del Grupo Helsinki de Moscú, Ludmila Alexéieva, negó
que la defensa de derechos humanos pueda interpretarse como una
actividad política. “Cualquier Estado tiene la obligación de respetar
los derechos de sus ciudadanos”, enfatizó.
Recordó asimismo que una ley aprobada en verano obliga a todas las
ONGs rusas financiadas desde el exterior a registrarse en calidad de
“agentes extranjeros”. “Se cierre aquí la USAID o no, igual no podremos
tener financiación desde fuera”, concluyó.
(Con información de Ria Novosti)
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