El teléfono de la casa suena,
la madre levanta el auricular y se entera que su hijo acaba de perecer
al estallar el avión en el que retornaba a su país, luego de haber
ganado una competencia de esgrima en Venezuela.
La mujer enloquece. Ella es una de las muchas víctimas emocionales agregadas al horrendo crimen de 73 personas inocentes, cuyos principales asesinos siguen siendo protegidos por el gobierno norteamericano.
Treinta y seis años después de ese impacto terrorista que conmocionó al pueblo de Cuba al saber del sabotaje a la nave de Cubana de Aviación, tras despegar del aeropuerto de Barbados, el seis de octubre de 1976, todavía los familiares no se han repuesto del dolor causado por lo que para ellos sigue siendo la increíble ausencia de sus seres amados.
Ni uno solo de los restos humanos pudo ser rescatado. El mar tragó los cadáveres de 57 cubanos, incluidos todos los integrantes de los equipos juveniles de esgrima de Cuba, femenino y masculino, 11 guyaneses, la mayoría estudiantes becarios en la Isla, y cinco funcionarios coreanos.
Luis Posada Carriles, uno de los principales autores del horrendo suceso, y otros criminales de igual calaña, continúan beneficiándose del amparo que les prodiga la Administración estadounidense en complicidad con la mafia terrorista que en el sur de la Florida ha cumplido valiosos encargados para administraciones norteñas.
Desde el inicio mismo de las investigaciones, Posada y Orlando Bosch –fallecido-, surgieron como los principales autores intelectuales de la masacre. Las autoridades norteamericanas conocían los detalles, pero ocultaron información a los tribunales venezolanos que conocieron del caso.
No se trata de una aseveración gratuita, sino basada en documentos de la Agencia Central de Investigaciones (CIA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) estadounidenses, desclasificados.
Tales revelaciones se añaden al tratamiento privilegiado que el estadounidense brinda a los terroristas que no han pagado por sus crímenes, lo que ha puesto de manifiesto ante la opinión pública mundial la falsedad de la doctrina antiterrorista proclamada por el ex mandatario George W. Bush, quien se amparó en un antiterrorismo de exclusividad para ejecutar guerras de rapiña.
La mano tenebrosa de la CIA estuvo involucrada en el crimen de Barbados.
Hernán Ricardo y Freddy Lugo, dos mercenarios venezolanos que colocaron la bomba en el trayecto de Trinidad-Tobago a Barbados y se bajaron del avión en este punto, volvieron a Trinidad, fueron arrestados y confesaron de inmediato su participación.
Ambos afirmaron que trabajaban para la CIA y mostraron sus credenciales, como testificó el superintendente de la Policía de Barbados ante una comisión investigadora.
Pero esa realidad no debe extrañar a nadie, si tomamos en cuenta los tres mil 478 cubanos que han muerto por las acciones agresivas, incluidas la invasión de Playa Girón y todos los actos terroristas que ha sufrido Cuba originados en Estados Unidos.
¿Hasta cuándo madres cubanas tendrán que seguir recibiendo noticias del asesinato de sus hijos a manos de servidores de la política imperial? Es una pregunta que 36 años después sigue esperando por respuestas creíbles. (TVY)(05/10/12).
Vigilia para rendir homenaje a víctimas del terrorismo
Con una vigilia en La Habana, cubanos de diversas generaciones rendirán hoy homenaje a las alrededor de tres mil 500 víctimas del terrorismo sufrido por la isla durante más de medio siglo.
En el Monte de las Banderas, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, jóvenes, estudiantes y trabajadores esperarán el 6 de octubre, fecha establecida en Cuba como el Día de las Víctimas del terrorismo, a propósito del criminal sabotaje que en 1976 segó la vida de 73 personas a bordo de un avión de Cubana.
La vigilia constituye además un espacio de denuncia por el doble rasero de Washington en materia de terrorismo, al acusar a Cuba de patrocinar un flagelo del que ha sido blanco por décadas como resultado de su empeño en construir un modelo socialista de desarrollo.
Reconocido como el autor intelectual del atentado contra el vuelo 455, el terrorista internacional Luis Posada Carriles se pasea hoy impunemente por las calles de Miami, protegido por el mismo gobierno norteamericano que dice librar una cruzada antiterrorista, dijo a Prensa Latina Odalys Pérez, hija del capitán del DC-8 destruido en el sabotaje.
En la vigilia contra el terrorismo, los participantes también exigirán a Washington el regreso de Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, los Cinco cubanos detenidos en 1998 por su seguimiento a grupos violentos que desde Miami organizan acciones contra la isla.
Ellos expusieron su vida, su familia y su felicidad por tratar de evitar actos terroristas como el que tronchó la vida de mi hijo, reconoce Giustino Di Celmo, padre de un joven italiano asesinado en 1997 durante una oleada de sabotajes con bomba contra instalaciones turísticas habaneras.
Fabio Di Celmo perdió la vida en el hotel Copacabana, donde el estallido de un artefacto explosivo generó una esquirla de metal que se le incrustó en la parte izquierda del cuello y le cercenó una vértebra cervical y la arteria carótida. (PL)
El dolor de una madre…
Marlene Montoya
La santiaguera Dora Lidia Garzón siente hoy el dolor multiplicado por la pérdida de un hijo, hace casi 36 años, en el sabotaje a una nave de Cubana de Aviación en Barbados, y espera justicia, como muchas familias.
Ella manifestó la impunidad con la que se beneficiaron los autores intelectuales del brutal crimen, ocurrido el seis de octubre de 1976, que tuvo como cabecillas a los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, asalariados del imperio (EE.UU.)
Con la muerte de José Ángel Fernández (Pepín), de solo 18 años, se acabaron las alegrías, y desde entonces no he dejado de sufrir, esperando al menos que paguen los asesinos de los 73 ocupantes de aquel avión civil, señaló.
Recordó que el menor de sus tres hijos formó parte de la delegación de bisoños que compitió en Caracas, Venezuela, en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima.
Aunque la imagen de Pepín siempre está presente en su mente, aseguró, la angustia se apodera de su corazón enfermo, ante la cercanía de la fecha, ya que pesan sobre ella 81 años.
Nunca olvidará la última vez que lo vio, el 11 de agosto de 1976, cuando se despidieron con un fuerte abrazo en el aeropuerto de Santiago de Cuba, desde donde partió hacia La Habana para continuar la preparación, con vistas al evento del siguiente mes.
Jovial, de alta estatura y amplios conocimientos, él practicaba deportes y estudiaba Ingeniería Electrónica en la capital del país, precisó Dora Lidia.
Posada Carriles y sus cómplices son los máximos responsables de que se hundieran también en el mar las esperanzas -de esos deportistas y sus entrenadores- de continuar con los éxitos, acotó.
En la barriada santiaguera de Los Olmos vive esta madre cubana, rodeada de vecinos que la quieren y admiran, mucho más desde aquel fatídico día cuando llegó a su casa procedente del cine Trocha -donde trabajaba- y vio a numerosas personas congregadas frente a la vivienda.
Al conocer la noticia de la caída del avión frente a las costas de Barbados, su corazón experimentó el primer impacto, y desde 1976 no ha dejado de sufrir y pensar en su hijo.
(TVY)(RPB)(AIN)(PL)(05/10/12).
La mujer enloquece. Ella es una de las muchas víctimas emocionales agregadas al horrendo crimen de 73 personas inocentes, cuyos principales asesinos siguen siendo protegidos por el gobierno norteamericano.
Treinta y seis años después de ese impacto terrorista que conmocionó al pueblo de Cuba al saber del sabotaje a la nave de Cubana de Aviación, tras despegar del aeropuerto de Barbados, el seis de octubre de 1976, todavía los familiares no se han repuesto del dolor causado por lo que para ellos sigue siendo la increíble ausencia de sus seres amados.
Ni uno solo de los restos humanos pudo ser rescatado. El mar tragó los cadáveres de 57 cubanos, incluidos todos los integrantes de los equipos juveniles de esgrima de Cuba, femenino y masculino, 11 guyaneses, la mayoría estudiantes becarios en la Isla, y cinco funcionarios coreanos.
Luis Posada Carriles, uno de los principales autores del horrendo suceso, y otros criminales de igual calaña, continúan beneficiándose del amparo que les prodiga la Administración estadounidense en complicidad con la mafia terrorista que en el sur de la Florida ha cumplido valiosos encargados para administraciones norteñas.
Desde el inicio mismo de las investigaciones, Posada y Orlando Bosch –fallecido-, surgieron como los principales autores intelectuales de la masacre. Las autoridades norteamericanas conocían los detalles, pero ocultaron información a los tribunales venezolanos que conocieron del caso.
No se trata de una aseveración gratuita, sino basada en documentos de la Agencia Central de Investigaciones (CIA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) estadounidenses, desclasificados.
Tales revelaciones se añaden al tratamiento privilegiado que el estadounidense brinda a los terroristas que no han pagado por sus crímenes, lo que ha puesto de manifiesto ante la opinión pública mundial la falsedad de la doctrina antiterrorista proclamada por el ex mandatario George W. Bush, quien se amparó en un antiterrorismo de exclusividad para ejecutar guerras de rapiña.
La mano tenebrosa de la CIA estuvo involucrada en el crimen de Barbados.
Hernán Ricardo y Freddy Lugo, dos mercenarios venezolanos que colocaron la bomba en el trayecto de Trinidad-Tobago a Barbados y se bajaron del avión en este punto, volvieron a Trinidad, fueron arrestados y confesaron de inmediato su participación.
Ambos afirmaron que trabajaban para la CIA y mostraron sus credenciales, como testificó el superintendente de la Policía de Barbados ante una comisión investigadora.
Pero esa realidad no debe extrañar a nadie, si tomamos en cuenta los tres mil 478 cubanos que han muerto por las acciones agresivas, incluidas la invasión de Playa Girón y todos los actos terroristas que ha sufrido Cuba originados en Estados Unidos.
¿Hasta cuándo madres cubanas tendrán que seguir recibiendo noticias del asesinato de sus hijos a manos de servidores de la política imperial? Es una pregunta que 36 años después sigue esperando por respuestas creíbles. (TVY)(05/10/12).
Vigilia para rendir homenaje a víctimas del terrorismo
Con una vigilia en La Habana, cubanos de diversas generaciones rendirán hoy homenaje a las alrededor de tres mil 500 víctimas del terrorismo sufrido por la isla durante más de medio siglo.
En el Monte de las Banderas, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, jóvenes, estudiantes y trabajadores esperarán el 6 de octubre, fecha establecida en Cuba como el Día de las Víctimas del terrorismo, a propósito del criminal sabotaje que en 1976 segó la vida de 73 personas a bordo de un avión de Cubana.
La vigilia constituye además un espacio de denuncia por el doble rasero de Washington en materia de terrorismo, al acusar a Cuba de patrocinar un flagelo del que ha sido blanco por décadas como resultado de su empeño en construir un modelo socialista de desarrollo.
Reconocido como el autor intelectual del atentado contra el vuelo 455, el terrorista internacional Luis Posada Carriles se pasea hoy impunemente por las calles de Miami, protegido por el mismo gobierno norteamericano que dice librar una cruzada antiterrorista, dijo a Prensa Latina Odalys Pérez, hija del capitán del DC-8 destruido en el sabotaje.
En la vigilia contra el terrorismo, los participantes también exigirán a Washington el regreso de Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, los Cinco cubanos detenidos en 1998 por su seguimiento a grupos violentos que desde Miami organizan acciones contra la isla.
Ellos expusieron su vida, su familia y su felicidad por tratar de evitar actos terroristas como el que tronchó la vida de mi hijo, reconoce Giustino Di Celmo, padre de un joven italiano asesinado en 1997 durante una oleada de sabotajes con bomba contra instalaciones turísticas habaneras.
Fabio Di Celmo perdió la vida en el hotel Copacabana, donde el estallido de un artefacto explosivo generó una esquirla de metal que se le incrustó en la parte izquierda del cuello y le cercenó una vértebra cervical y la arteria carótida. (PL)
El dolor de una madre…
Marlene Montoya
La santiaguera Dora Lidia Garzón siente hoy el dolor multiplicado por la pérdida de un hijo, hace casi 36 años, en el sabotaje a una nave de Cubana de Aviación en Barbados, y espera justicia, como muchas familias.
Ella manifestó la impunidad con la que se beneficiaron los autores intelectuales del brutal crimen, ocurrido el seis de octubre de 1976, que tuvo como cabecillas a los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, asalariados del imperio (EE.UU.)
Con la muerte de José Ángel Fernández (Pepín), de solo 18 años, se acabaron las alegrías, y desde entonces no he dejado de sufrir, esperando al menos que paguen los asesinos de los 73 ocupantes de aquel avión civil, señaló.
Recordó que el menor de sus tres hijos formó parte de la delegación de bisoños que compitió en Caracas, Venezuela, en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima.
Aunque la imagen de Pepín siempre está presente en su mente, aseguró, la angustia se apodera de su corazón enfermo, ante la cercanía de la fecha, ya que pesan sobre ella 81 años.
Nunca olvidará la última vez que lo vio, el 11 de agosto de 1976, cuando se despidieron con un fuerte abrazo en el aeropuerto de Santiago de Cuba, desde donde partió hacia La Habana para continuar la preparación, con vistas al evento del siguiente mes.
Jovial, de alta estatura y amplios conocimientos, él practicaba deportes y estudiaba Ingeniería Electrónica en la capital del país, precisó Dora Lidia.
Posada Carriles y sus cómplices son los máximos responsables de que se hundieran también en el mar las esperanzas -de esos deportistas y sus entrenadores- de continuar con los éxitos, acotó.
En la barriada santiaguera de Los Olmos vive esta madre cubana, rodeada de vecinos que la quieren y admiran, mucho más desde aquel fatídico día cuando llegó a su casa procedente del cine Trocha -donde trabajaba- y vio a numerosas personas congregadas frente a la vivienda.
Al conocer la noticia de la caída del avión frente a las costas de Barbados, su corazón experimentó el primer impacto, y desde 1976 no ha dejado de sufrir y pensar en su hijo.
(TVY)(RPB)(AIN)(PL)(05/10/12).
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